¿Qué pues? ¿Somos mejores que ellos? En ninguna manera: porque ya hemos acusado á Judíos y á Gentiles, que todos están debajo de pecado.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
No hay quien entienda, No hay quien busque á Dios;
Romanos 3:9
LA SALVACION V PARTE
No hay Justo
Leer Romanos 3:1-10
En este pasaje maravilloso se muestra de manera especial la culpabilidad del hombre por su pecado con el que peca cada día y sin remordimiento alguno. No hay diferencia entre el Judio y el Gentil, es decir los que no son Judíos.
La Justicia divina de Dios, demuestra la condición vil y perdida de la humanidad, categorizando a todos por igual. Sea cual sea tu creencia, tu raza, tu lengua, tu estatus, tu nación, indefectiblemente eres culpable de tu pecado, eres culpable de tu maldad.
Adan en el principio al pecar trato de justificarse, culpando a Eva, ella a su vez, culpó a la serpiente, y al final, nadia tenis la culpa popr el pecado, pero Dios decide que todos son culpables, y deben pagar el castigo por su maldad. Adán, Eva y la serpiente fueron juzgados de inmediato por su pecado.
Cuando algo malo nos acontece, siempre queremos encontrar las razones o los motivos de esto en los demás. Culpamos a otros por nuestros errores, por nuestros fracasos, y en verdad, los únicos responsables somos nosotros mismos.
La condición del hombre, enmarcada por la Ley de Dios como perdida, se muestra de esta manera para que todos los hombres veamos en un espejo nuestra naturaleza pecadora y no podamos refutar ante los designios de Dios.
Por las obras de la Ley, es decir, por cumplir la ley dada por Dios a Moises, nadie será salvo, ya que la ley vino solo para que el hombre se diera cuenta de que estaba en pecado.
Asi nadie tiene escusa, todos somos culpables y reos de muerte.
Pablo dice en la carta, no hay un solo hombre justo sobre la faz de la tierra, todos estamos bajo pecado, bajo culpa y bajo condenación. Esta es la condición de la raza humana, condenada a un juicio y castigo eterno. Por esto dice la biblia, que vino el Hijo de Dios, para perdonar nuestras faltas, y darnos la vida eterna. Solo tenemos que aceptar su sacrificio, su amor, su palabra y seguirle hasta el fin.
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