martes, 10 de marzo de 2009

¿Yqúién prendió el TV?
















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¿Y quién prendió el TV?

«¡Ya basta de Nintendo! —ordenó Carmen González—. Son las diez de la noche y es hora de acostarse.» Y la señora, de São Paulo, Brasil, apagó el televisor. Mandó entonces a sus tres pequeños —María, de siete años, Salvador, de ocho, y Roberto, de nueve— al reposo nocturno.

Cuatro horas después, a las dos de la madrugada, el televisor se encendió inexplicablemente, y el juego de Nintendo apareció en pantalla a todo volumen. Todos en el hogar se despertaron sólo para descubrir que se había producido un incendio en la casa. La pregunta que todos se hicieron fue: «¿Cómo se encendió el televisor?»

Este caso pertenece a ese orden de sucesos que no tienen explicación satisfactoria. Un televisor, con su juego de Nintendo, bien ruidoso por cierto, se encendió en la madrugada, al parecer él solo. Eso resultó providencial, porque dio aviso a todos del incendio que comenzaba.

Hace muchos años en Lima, Perú, ocurrió un caso parecido. Una joven señora llamada Marcelina, desesperada por el abandono de su esposo, pensó suicidarse. Puso un vaso de agua con veneno en la mesa de noche, pensando suicidarse inmediatamente, pero apagó el radio y se quedó dormida.

Durante la noche el radio se encendió —dice ella— él solo, y estuvo pasando anuncios de una conferencia cristiana que yo mismo iba a dar en Lima el día siguiente.

Marcelina, extrañada por ese suceso, fue a la conferencia, y ese día entregó su vida al señorío de Cristo. Hoy es una agradecida y feliz seguidora de Cristo.

¿Quién encendió el televisor de la familia González? ¿Quién encendió el radio de Marcelina? Mucho se puede especular, pero la familia González está convencida de que fue Dios. Y Marcelina siempre ha dicho que fue Dios. Al fin de cuentas, Dios es Bueno, y es también Todopoderoso.

Dios siempre ha enviado mensajes a la humanidad, y aunque en la gran mayoría de los casos se ha valido de medios naturales —como la prensa, la literatura, la radio, la televisión y las conferencias públicas—, de vez en cuando se ha valido de medios sobrenaturales.

No importa la manera en que Dios escoja llegar a nuestro corazón. Puede que éste sea el mensaje de Dios para nosotros. Lo que importa es que no rechacemos la invitación divina cuando la sintamos. ¿Será hoy?

Más Devocionales!